lunes, 31 de octubre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
Jua 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
Adán
Adán es la primera figura del Salvador prometido. Prefigura al Mesías por semejanza y por contraste. Por semejanza es la obra maestra de Dios, tanto de la creación terrestre como de la celeste. Adán fue establecido rey del universo: Dios le dio el poder de dominar sobre los peces del mar, las aves del cielo y sobre todo animal terrestre; Jesús declara que “todo poder le ha sido dado, en el cielo como en la tierra”. Adán duerme; de una de sus costillas Dios le forma una compañera; Jesús duerme sobre la cruz con el sueño de la muerte; su costado es abierto y la Iglesia, su Esposa, surge prefigurada por la sangre y el agua.
Entre Adán y Eva existe una sociedad insoluble; entre Jesucristo y su Iglesia existe una sociedad que no terminará nunca: “He aquí que estoy con ustedes todos los días hasta la consumación de los siglos”.
Adán peca y es arrojado del paraíso terrestre; Jesús se hizo pecado por amor a nosotros, después de haber descendido del paraíso celeste.
Por contraste, Adán es el padre de todos los hombres según la carne; Jesús es el padre de todos los hombres según el espíritu.
Por el pecado de Adán, todos los hombres cayeron en la condenación; por la justicia de Jesús, todos los hombres reciben la justificación. Por Adán vino la muerte; por Jesús, la resurrección de los muertos. Todos mueren en Adán, todos revivirán, igualmente, en Cristo.
Abel
Abel, el segundo hijo de Adán es, también, una figura del Mesías: Abel fue pastor de ovejas: Jesús es el pastor de almas, llama a los cristianos sus ovejas y a la Iglesia su rebaño: “Yo soy el buen Pastor, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen”.
El sacrificio de Abel fue agradable a Dios y el Caín, rechazado; el sacrificio de Jesús es el único que Dios acepta para la remisión de los pecados; los de la antigua ley carecen de valor para este efecto: “Lo que se ofrece según la ley no te complació. Digo entonces: Heme aquí, vengo para hacer, Dios mío, tu voluntad; abolió el primer sacrificio, para establecer le segundo (Hebr10, 6-9).
Abel por su piedad y su inocencia, excitó la envidia de Caín, su hermano; Jesús, por su santidad y sus milagros, se atrajo el odio de los judíos, sus hermanos. Caín dijo a Abel: “Salgamos”, y cuando estuvieron en el campo, lo mató; los judíos condujeron a Jesús fuera de los muros de Jerusalén y lo crucificaron en el Gólgota.
“La voz de sangre de tu hermano clama hasta mí” dice Dios a Caín; la aspersión de sangre de Jesús es más elocuente que la de la sangre de Abel”, dice Pablo(Heb 12:24) a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Adán es consolado por el nacimiento de Set, hijo de bendición, perpetúa la raza de los justos; Dios es, por así decirlo, consolado de la muerte de Cristo, por el nacimiento de una multitud incontable de cristianos, hijos de Dios por adopción.
Enoc
El Mesías es también prefigurado por el Patriarca Enoc, que Dios llevó vivo al cielo:
Enoc llevó una vida pura y “caminó siempre con Dios”, dice la escritura; Jesús conoció todas las miserias humanas, excepto el pecado, dice Pablo (Heb 4:15) Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Enoc, según el testimonio de san Judas, profetizó en estos términos: “He aquí que viene el Señor, acompañado de todos sus millones de Ángeles, para juzgar y condenar a todos loa malvados y todos los impíos (Jud. 1:14-15)); Jesús, sin dejar de hacer al bien por todos lados, no dejó de mostrar a los malvados la justicia de Dios.
Enoc fue llevado vivo al cielo: Jesús, después de su resurrección, subió al cielo por su propia virtud, los santos Padres aplican Enoc y a Elías estas palabras del Apocalipsis: “Daré a mis dos testigos y poder de profetizar… la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará; … sus cuerpos permanecerán tres días y medio sin sepultura… pero después Dios soplará sobre ellos un espíritu de vida… y subirán al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos (Apoc. 11 ); “¿esta profecía no se ha realizado en el Salvador? Jesús fue matado por los judíos, instigados por el demonio, y, luego permaneció tres días en la tumba, resucitó glorioso y subió al cielo cuarenta días después de su resurrección.
Noé
Noé fue la consolación de su padre Lamec: esto es lo que significa el nombre Noé; Jesús (este nombre significa Salvador) es, por la salvación que procura a los hombres, la consolación del Padre Eterno, que el pecado había irritado.
Noe fue un hombre justo y perfecto en medio de los hombres de tu tiempo; Noé, por orden de Dios, construyó un arca que debía salvar a todo aquellos que estaban con él. Jesús estableció la Iglesia, especie de arca providencial, fuera de la cual no hay salvación.
A la vez que construía el arca, Noé no dejaba de predicar el arrepentimiento y no dejaba de decir a los judíos: “Hagan penitencia; si no hacen penitencia, perecerán todos”; y nadie le escuchaba.
Después del sacrificio ofrecido a la salida del arca, Dios Hizo alianza con Noé; después del sacrificio de la cruz, Dios lo hizo con Nuestro Señor, y mediante Él con los hombres, una alianza que será eterna.
Noé repobló la tierra; nuestro Señor la pobló de justos, y el cielo de santos.
Noe fue ultrajado por Cam; Jesús expuesto sobre la cruz, fue ultrajado por los judíos. Cam, hijo de Noé, fue maldito en su posteridad, y sus hermanos, benditos de Dios; los Judíos insultadores fueron malditos de Dios y los verdaderos hijos de Israel, los discípulos de Jesús, fueron colmados de bendiciones.
Abrahán
Abrahán, dice la escritura, “estaba cargado de años (tenía cien) cuando engendró a Isaac; Jesús es llamado por Daniel “el Anciano de los días” (Dan. 7:9)”.
Abrahán es el padre del pueblo de Dios: (Gén 12:2) Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Jesús es el Padre del pueblo cristiano; es el bendito de Dios y “recibió en heredad las naciones y en posesión las extremidades de la tierra.
Melquisedec
Pablo, en persona, nos muestra en Melquisedec la figura de Jesucristo (Hebr VII. 2.3)
“No se conoce ni a su padre ni a su madre, ni su genealogía, ni el comienzo ni el fin de su vida “; Jesucristo no tiene padre sobre la tierra ni madre en el cielo; no tiene comienzo y no tendrá fin.
Melquisedec quiere decir: rey de justicia y de paz: ¿Jesucristo no es por excelencia el rey de la justicia y de la paz?
Melquisedec era sacerdote del Altísimo; Jesucristo fue hecho “sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec”.
Melquisedec, en su calidad de sacerdote, ofreció pan y vino; Jesucristo instituyó el santo sacrificio de la misa bajo esas mismas especies de pan y de vino.
Melquisedec bendijo a Abrahán y en él a todas las naciones; Jesucristo bendice a la Iglesia, cuyos miembros son los verdaderos hijos de Abrahán, padre de todos los creyentes.
Melquisedec ejerció su sacerdocio, no sólo respecto de los paganos, sino también respecto de Abrahán, padre de los judíos; Jesús, el sacerdote por excelencia, instituyó su sacerdocio para la conversión tanto de judíos como de gentiles.
Melquisedec era a la vez sacerdote y rey; Jesús, también, es sacerdote y rey eterno.
Isaac
El nacimiento de Isaac fue anunciado a Sara por un ángel; de manera semejante, un ángel fue el que anunció a María el nacimiento de Jesús.
Isaac, hijo único de Sara, inocente, fue condenado a morir; Jesús, hijo único de María, la inocencia misma, fue también condenado a muerte.
Isaac debe ser inmolado por su padre; es Dios Padre que ejecuta, por la mano de los judíos, la sentencia de muerte pronunciada contra su Hijo.
Isaac subió el monte Moriah cargando la madera que debía consumirlo; Jesús subió la montaña del Calvario, cargando su cruz sobre sus espaldas.
Isaac consiente a su inmolación y se deja amarrar a la hoguera sin resistencia; Jesús se ofrece a la muerte y se deja clavar a la cruz, abandonándose a sus ejecutores.
Isaac no se inmola ni resucita más que en figura; Jesucristo muerte y resucita en realidad.
Isaac es recompensado por su obediencia por la promesa de una posterioridad numerosa: Jesucristo, “se hizo obediente hasta la muerte de cruz. Por ese motivo, Dios lo exaltó y le dio un nombre por encima de todo nombre”.
Esta figura agrega dos cosas a las figuras precedentes: nos dice en qué lugar será inmolado el Salvador, y nos enseña que morirá por orden de su Padre.
De esta manera, el gran retrato del Mesías-Redentor se forma poco a poco.
El carnero inmolado por Abrahán
No es sino hasta el carnero que substituyó a Isaac por el sacrificio, que se encuentran trazos de semejanza con el Mesías:
El carnero, emblema de la inocencia, de la paciencia, está consagrado a la muerte desde su nacimiento; Jesucristo, la inocencia misma, no vino a este mundo sino para morir y, durante el curso de su pasión, jamás abrió la boca para quejarse.
La lana del carnero sirve para hacernos vestidos; san Pablo nos invita a “revestirnos” de Cristo (Rom XIII. 14).”
La carne del cordero sirve para nuestro alimento; Jesús mismo nos dice que “si no comemos su carne y si no bebemos su sangre, no tendremos vida en nosotros (Jn VI. 50)”.
El carnero de Abrahán estaba cogido de los cuernos por las espinas de una zarza; es la imagen de Jesús coronado de espinas.
Abrahán percibió al carnero detrás de sí; el Mesías no debía salir de su raza sino mucho tiempo después de su muerte.
El carnero fue sacrificado en lugar del hijo de Abrahán; Jesús sufrió la muerte en lugar de los hombres, hijos de Dios, que lo habían merecido.
El carnero fue inmolado sobre el monte Moriah, no lejos de Jerusalén; Jesús fue crucificado sobre el monte del Gólgota, igualmente cercano a Jerusalén.
Jacob
De Padre a Hijo, los patriarcas van, uno tras otro, como pintores que darán según su turno algunas pinceladas a un retrato, a suministrar algunos elementos de semejanza con el Salvador:
Jacobo, dulce y virtuoso, fue perseguido por su hermano Esaú, debido a las bendiciones que recibió de su padre: Jesús, la dulzura y la santidad mismas, fue también odiado por los judíos, porque recibió de Dios, su Padre, omnipotencia en obras y en palabras.
Jacob, hijo de un padre muy rico, y él mismo muy rico, se pone en ruta solo y a pie; Jesús, hijo de Dios, y Dios mismo, desciende del cielo en la absoluta indigencia.
Jacob, sorprendido por la noche, se vio obligado a dormir en medio del desierto, y a colocar una piedra debajo de su cabeza para servirle de almohada; Jesús, es tan pobre que no tiene siquiera una piedra donde descansar la cabeza.
Jacob, por mandato de su padre, va a buscar una esposa en un país lejano; no la obtiene sino luego de largos y rudos trabajos y regresó a su patria para recibir de nuevo la bendición de Isaac; el Hijo de Dios fue enviado por su Padre a la tierra para adquirir, al precio de su sangre, la Iglesia que es su Esposa, y regresa al cielo donde será objeto de una bendición eterna.
Por sus doce hijos, Jacob se convierte en el jefe de una multitud innumerable de elegidos.
José
Entre los hijos de Jacob, es una de las imágenes más sorprendentes del Mesías Redentor:
José estuvo expuesto a los celos de sus hermanos porque era más amado que ellos por su padre, quien les anuncia su grandeza futura; Jesús, objeto de las complacencias del Padre, se proclama el Mesías y se convierte, por eso, en el objeto del odio y de la envidia de los judíos, sus compatriotas.
José, enviado a sus hermanos, fue vendido por ellos a mercaderes extranjeros. Jesús, enviado a los judíos, fue vendido por un judío, Judas, y entregado a extranjeros, a los romanos.
La túnica de José fue empapada con la sangre de una cabra; la túnica de Jesús fue embebida con la sangre de su flagelación.
José fue vendido como esclavo a Putifar; Jesús padeció el suplicio de la cruz, reservado a los esclavos.
José, detenido con dos prisioneros, anuncia a uno su muerte, y al otro su liberación gloriosa; Jesús crucificado entre dos ladrones, promete a uno la felicidad del cielo y abandona al otro a la condenación, a causa de su impenitencia.
José pasa de su prisión a las gradas del trono; Jesús sale glorioso de la tumba.
José nutría al pueblo con el trigo que había almacenado; Jesús es el pan de vida bajado del cielo.
El faraón cambió el nombre de José y lo llamó Salvador del mundo; Jesús es, verdaderamente, el Salvador por excelencia.
José perdona a sus hermanos; Jesús perdona a sus verdugos.
El Faraón colma a José de honores; delante del nombre de Jesús toda rodilla se dobla sobre la tierra y en los infiernos.
Esta figura nos enseña que el Salvador será condenado por un crimen que no cometió y que perdona a sus enemigos con la mayor bondad.
Job
Job, hombre justo y temeroso de Dios, fue afligido por toda clase de penas; sufrió las pruebas más terribles; pero en medio de tantos males, mantuvo una paciencia inalterable reconociendo el supremo imperio de Dios y su sabiduría infinita: "Dios, dice, me lo dio, Dios me lo quitó, ¡alabado sea el nombre del Señor"! Jesucristo, el justo por excelencia, es despojado de todo, abandonado por sus discípulos, cubierto de llagas de los pies a la cabeza; no abre la boca para quejarse: "Padre mío, dice, que se haga tu voluntad".
Moisés
Como es fácil darse cuenta, cuanto más se avanza en la historia del pueblo de Dios, la más grande figura del Mesías se dibuja de una manera luminosa: el gran profeta de la antigua ley, Moisés, él sólo, nos a va a suministrar muchos puntos de semejanza con el Salvador esperado.
Cuando Moisés Nació, u rey cruel hizo perecer a todos los hijos de los hebreos; cuando Jesús nació, Herodes, hizo morir a todos los hijos de Belén y de los alrededores.
Moisés escapó a las órdenes bárbaras del faraón, y pasó los primeros de su vida en Egipto; Jesús escapó a furor de Herodes y fugó a Egipto.
Moisés fue preparado a su misión de libertador de Israel por 40 años de exilio en el desierto y 40 días de ayuno en el Sinaí; Jesús se preparó para su misión de Salvador del mundo durante 30 años de vida retirada en Nazareth y 40 días de penitencia en el desierto.
Moisés hizo milagros y condujo al pueblo hebreo a través del mar rojo, para liberar de la servidumbre de Egipto. Jesús hizo milagros e hizo pasar a los hombres por las aguas del bautismo, para liberarlos de la servidumbre original.
A la voz de Moisés, legislador del pueblo hebreo, profeta de la antigua alianza, ordenó inmolar el cordero pascual; Jesús, legislador de todos los hombres, profeta de la nueva alianza, verdadero cordero pascual, se inmola a sí mismo y manda continuar su sacrificio.
Moisés, condujo a los hebreos a través del desierto, hacia la tierra prometida, los nutrió con el maná caído del cielo y les dio a beber una agua milagrosa; Jesucristo, conduciendo a los cristianos a través del desierto de esta vida, hacia el cielo, que es la verdadera tierra prometida, la nutrió con el verdadero pan de vida bajado del cielo y les dio a beber las aguas de la gracia. Prodigios sorprendentes la publicación de la ley de Moisés; prodigios de caridad y de bondad acompañarán la publicación de la ley cristiana.
Moisés descendiendo de la montaña
Moisés, cuando descendió de la montaña tenía el rostro resplandeciente de luz; Jesús, en el Tabor, tenía el rostro como el sol. Moisés, mediante su oración, apaciguó la cólera de Dios; Jesús apacienta sin cesar la cólera de Dios irritado contra los hombres.
Moisés elige entre el pueblo un senado compuesto de sesenta y dos ancianos que estableció jueces y jefes del pueblo, y Dios extendió sobre ellos su espíritu de consejo; Jesús envía a diversas comarca sesenta y dos discípulos que eligió para predicar su Evangelio y lo colmó de su espíritu.
Moisés curó a María, su hermana, atacada por la lepra; Jesús curó una multitud de leprosos.
Moisés envió doce hombres a explorar la tierra de Canáa, en la cual no debía entrar él mismo; Jesús envía a los doce apóstoles a convertir el mundo y sólo Él abrirá el cielo a los elegidos.
Moisés fue el más celebre de todos los profetas suscitados por Dios, sea respecto de las profecías, sea respecto de los milagros que operó; Jesús está por encima de todos los profetas que lo precedieron.
El cordero pascual
El cordero que los judíos inmolaban y comían en la fiesta de la Pascua no debía tener mancha; Jesús es el cordero inmaculado y sin mancha.
Para comer este cordero, los judíos debían ceñir sus riñones, calzar sus pies y tener un bastón en la mano; cuando se come la carne del Cordero de Dios, hay que tener los riñones ceñidos, es decir, ser castos, un bastón a la mano, es decir, ser fuerte contra el demonio; los pies calzados, es decir, ser un viajero que camina al cielo.
El sacrificio del cordero era ofrecido en expiación de los pecados; Jesús, el Cordero de Dios, borra, con su muerte, los pecados del mundo.
La sangre del cordero, impresa sobre las puertas de las casas de los hebreos, los preservó de la plaga que abatió a los egipcios; la sangre de Jesús salva a los hombres que se aplican sus méritos.
Estaba prohibido quebrar los huesos de la víctima; los soldados enviados para asegurarse de la muerte de Jesús no le quebraron las piernas.
Había que comer el cordero pascual con el pan sin levadura: "Comamos la Pascua, dice san Pablo, no con una vieja levadura, ni con una levadura de malicia y de maldad, sino con los ázimos de sinceridad y de verdad". Después de haber comido el cordero pascual, los hebreos fueron liberados de la servidumbre de Egipto; Jesucristo, en la Sagrada Eucaristía, nos hace triunfar de nuestras pasiones y del demonio. Esta figura nos hace conocer que el Mesías será de una admirable dulzura, que se unirá a los hombres como la comida se une a nuestro cuerpo, y que no habrá más salvados que los unidos a Él.
La nube luminosa
Se lee en San Pablo: “No quiero que ignoren, hermanos míos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, que pasaron todos el Mar rojo, que uniéndose a Moisés, fueron bautizados todos en la nube y en el mar; que todos comiendo de una misma carne espiritual y que bebieron todos una bebida espiritual; porque recibían esta bebida de la piedra espiritual que los acompañaba, y esta piedra era Jesucristo (I Cor. X, I)
Estas palabras nos dan a entender que la columna que iluminaba a los hebreos durante la ruta, el maná que caía del cielo para su alimento y el agua que brotaba de la roca golpeada por la vara de Moisés. Eran misterios y profecías para el futuro.
Si para limitarnos al significado de la nube luminosa, los hebreos fueron como bautizados bajo la conducción de Moisés en la nube y en el mar, no es permitido ver en ellos la figura de los cristianos que “eran bautizados en nombre de Jesucristo” (Hech.).
La columna de nubes, sombra durante el día, luminosa durante la noche, era para los hebreos, a la vez, una luz, un fuego, una guía; Jesucristo es llamado por los Profetas, la Luz, el Fuego, el Jefe que conduce.
La nube acompañaba a los hebreos durante todas las peregrinaciones del desierto; Jesús nos acompaña y camina con nosotros cuando derrama sobre nosotros sus gracias; por otro lado, ha prometido estar con nosotros hasta la consumación de los siglos.
El maná y la peña de Horeb
El maná es llamado en la Sagrada Escritura el pan de los Ángeles, el pan del cielo. “Diste a tu pueblo el alimento de los ángeles; tu le hiciste llover pan preparado sin trabajo alguno, que contiene en sí todo deleite (Sab XVI 20-21); Jesucristo es el verdadero pan de los ángeles bajado del cielo: moisés, dice, no le dio de ninguna manera el pan del cielo… soy yo quien soy el pan de vida. Sus padres comieron el maná del desierto y murieron; este pan ha bajado del cielo y el que coma de él no morirá (Jn IV 32, 48-51).
El maná fue dado a los hebreos después de la salida de Egipto, en el desierto, hasta su entrada a la tierra prometida; el verdadero pan del cielo es para aquellos que, salidos del pecado, atraviesan esta vida como un desierto, aspiran al cielo, donde verán a Aquél en quien creen.
Para calmar la sed del pueblo en medio de las arenas candentes del desierto, Moisés golpeó la roca y sacó benéficas aguas; para calmar las inquietudes de los hombres en medio de las sequedades de esta vida, Jesús permitió que de sus llagas dolorosas cayera sobre ellos el rocío de la gracia divina: EL que beba del agua que yo le diera, dice a la samaritana, no volverá a tener sed; pero el agua que le de será para él una fuente de agua que brotará hasta la vida eterna”.
El chivo expiatorio
No es sino hasta el chivo expiatorio, que no hay semejanza con Jesucristo (Huet). El chivo expiatorio recibía la maldición de todos los pecados de Israel, era cazado a través del desierto donde iba a perderse; Cristo, siguiendo las palabras del Apóstol, quiso ”tomar todos nuestros pecados en su cuerpo” y, cargado de este fardo, fue conducido fuera de Jerusalén condenado a muerte.
Los sacrificios
En la antigua ley, había dos clases de sacrificios: el sacrificio sangriento y el sacrificio no sangriento; desde que Cristo confirmó su nueva alianza, hubo, en los cristianos el sacrificio sangriento del Calvario y permanece el sacrificio incruento de nuestros altares.
La materia del sacrificio incruento, bajo la ley antigua, era harina y vino; la materia del sacrificio incruento bajo la nueva ley es el pan y el vino.
Todos los sacrificios de la Antigua Ley era ofrecidos por cuatro fines principales: adorar, agradecer, pedir y expiar; el sacrificio de la Nueva Alianza encierra en él sólo todas estas ventajas: es un sacrificio de adoración de acción de gracias, de petición y expiación.
En la Antigua Ley, para realizar todos los sacrificios, se inmolaba cada día, mañana y tarde, un cordero sin mancha; para perpetuar el sacrificio del calvario, que reemplaza todos los sacrificios antiguos, el Cordero de Dios se inmola cada día y a cada hora del día y de la noche sobre nuestros altares.
En resumen, todos los sacrificios de la Antigua Ley no eran sino la figura del sacrificio de Jesús como la Antigua Ley misma no era sino figura de la Nueva.
La serpiente de bronce
Moisés, por orden de Dios, hizo fabricar una serpiente de bronce cuya contemplación curaba las mordeduras hechas por serpientes venenosas: “De la misma manera, es necesario que el Hijo del Hombre sea elevado, para que cualquiera que crea en el no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn III, 14, 15). Con excepción del veneno, la serpiente de bronce se asemejaba a las otras serpientes; el Hijo de Dios fue enviado en una carne semejante a la del pecado. Con excepción del pecado, experimentó, como nosotros, todas las tentaciones.
La serpiente erigida por Moisés fue elevada en el aire; Jesús mismo fue elevado en el aire y suspendido sobre una cruz.
La serpiente de bronce fue elevada como un signo de curación; Jesús de acuerdo a la profecía del anciano Simeón, fue enviado para ser un “signo de contradicción”.
Aarón
Aarón es el pontífice de la Antigua Alianza; Jesús es el Pontífice de la Nueva Alianza.
Aarón está consagrado al servicio de Dios con el óleo santo; la palabra Cristo significa consagrado por unción santa.
Aarón entraba solo, una vez al año al Sancta Sanctorum, no sin llevar sangre que ofrecía por si ignorancia y por la del pueblo; Jesucristo entró una vez en el Santuario con su propia sangre, a cuyo precio nos conquistó una eterna redención
Aarón debía cargar las iniquidades de los hijos de Israel por las faltas cometidas en los sacrificios; Jesús “tomó sobre él nuestras debilidades y cargó nuestros dolores; fue herido por nuestras iniquidades y quebrado por causa de nuestros crímenes”, dice el Profeta Isaías.
Aarón era el mediador entre Dios y el pueblo hebreo; no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, dice san Pablo, es Cristo Jesús”.
Cuando el fuego del cielo caía sobre Coré, Dathán y Abirón, Aarón de pie entre los muertos y vivos, oraba por el pueblo y la peste cesó; para impedir que la humanidad pereciese bajo la multitud de los pecados, Cristo vino a liberarnos y a ponernos a salvo.
Josué
El nombre Josué quiere decir Salvador; el nombre Jesús, también, significa Salvador.
Josué era guerrero; Jesús vino a manejar la espada de la palabra.
Josué sucedió a Moisés después de su muerte; Jesús vino a traer al mundo ka ley nueva para reemplazar la ley mosaica.
Fue Josué, y no Moisés quien introdujo a los hebreos en la tierra prometida, después del paso del Jordán; es la nueva ley de Cristo y no la ley antigua dada por Moisés, la que nos introduce en el cielo, después de hayamos sido purificados por las aguas del bautismo.
Josué hizo elevar un altar con doce piedras tomadas del lecho del Jordán; Jesús eligió doce apóstoles que destinó a ser el fundamento de su Iglesia y les da un jefe cuyo nombre es Pedro (piedra).
Josué fue “grande para salvar a los elegidos de Dios, para derribar a los enemigos que se elevaban, con el fin de conquistar la herencia de Israel”; Jesucristo es el “león de la tribu de Judá, que domina a sus enemigos y los quebrará como vaso de alfarero”.
Gedeón
Entre los patriarcas, si pasamos a los jueces de Israel, encontramos, también, en algunos de ellos, elementos de semejanza con Aquel que un día ha de juzgar a los vivos y a los muertos.
Gedeón es el último entre sus hermanos; Jesucristo quiso aparecer como el último de los hombres.
La misión de Gedeón le fue manifestada por milagros; de la misma manera, fue por medio de milagros que Jesucristo demuestra su misión divina.
Gedeón, a pesar de su debilidad, fue elegido por Dios para liberar a su pueblo de la tiranía de los Madianitas; Jesús, a pesar de su debilidad aparente, fue elegido por Dios para liberar al mundo de la tiranía del demonio.
Gedeón, antes de liberar a su pueblo, ofrece un sacrificio; Nuestro señor no libera al mundo sino después de ofrecerse como sacrificio en la cruz.
Los soldados de Gedeón no se detenían ni para beber; para convertir al mundo, los apóstoles olvidaban las cosas más necesarias para la vida.
Los soldados de Gedeón no tienen más que trompetas y antorchas; los apóstoles de Jesús no tienen más que la trompeta de la predicación y la antorcha de la caridad.
Gedeón triunfa sobre los madianitas con una pequeña hueste; con doce apóstoles, Jesucristo hace la conquista del mundo.
Esta figura, agregada a las enseñanzas precedentes, nos muestra que nuestro Señor salvará al mundo por los medios más débiles.
Sansón
El nombre Sansón significa sol; Jesús es llamado “Sol de justicia”. Un ángel apareció a la madre de Sansón y le dijo: “Eres estéril y no tienes hijos, pero concebirás y parirás un hijo que será nazareno de Dios. Es él quien comenzará a liberar a Israel de los filisteos. El ángel Gabriel dijo a María: He aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Y Jesús habitó en Nazareth, cumpliendo la profecía: “Será llamado Nazareno”.
Sansón eligió su mujer de entre los filisteos y le confió sus secretos; Jesús forma su Iglesia de pueblos paganos y le confía el depósito de su doctrina.
Sansón, sin armas, encontró un leoncillo que separó en partes. Jesucristo, si armas, domó a los gentiles y les hizo aceptar su yugo.
Sansón mató mil filisteos con la quijada de un asno; Jesús triunfa sobre sus enemigos por medio de la simplicidad de sus apóstoles y sus santos.
Encerrado en Gaza, Sansón arranca, en medio de la noche las puertas con los cerrojos y las lleva a través de una emboscada de soldados hasta lo alto de una montaña; encerrado tres días en la tumba, Jesús quiebra, durante la noche, las puertas y los cerrojos de la muerte, y las carga a través de sus gradas hasta el cielo, donde la muerte nada puede contra él ni contra sus elegidos.
Sansón muere voluntariamente, bajo las ruinas de un edificio que derriba y, a través de su muerte, destruye más enemigos de los que mató en vida; Jesús, muriendo voluntariamente, derriba el poder del demonio a quien hizo más daño mediante su muerte voluntaria que durante su vida.
Esta figura de sansón nos revela que el Mesías nacerá de una manera milagrosa, que elegirá la Iglesia, su esposa, entre los gentiles, y que a través de su muerte obtendrá una victoria completa sobre el demonio, coronamiento de todas sus obras.
Samuel
Samuel, hijo único de una madre hasta entonces estéril, fue consagrado por ella al nazareato: Jesús, hijo único de una Virgen, pasó la mayor parte de su vida en Nazareth.
“El joven Samuel, leemos en el primer libro de los Reyes, crecía y complacía tanto a Dios como a los hombres (I Re, XX 26)”; “Jesús, dice el evangelista, crecía en sabiduría lo mismo que en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres (Lc II.52)”.
Samuel fue sacerdote y profeta; Jesús es el sacerdote eterno y el profeta por excelencia.
David
Después de los Jueces, llega el turno de los tres Reyes, que van a aumentar aun más y precisar la semejanza con Jesús, el Rey eterno de los siglos.
David, nacido en Belén, recibió de Samuel la consagración real por orden de Dios; Jesús, nacido en Belén, fue establecido rey por Dios sobre Sión, su montaña santa.
David, con un golpe de honda, derribó al gigante Goliat; Jesús, con su cruz doma a Satán, príncipe de los infiernos.
David no llegó a reinar sobre la casa de Israel sino luego de grandes trabajos y de numerosas persecuciones; Jesús no fue reconocido como el Rey de reyes sino después de 33 años de humillaciones, y después de tres siglos contra su Iglesia.
David regresó a Jerusalén el arca de la alianza que había sido secuestrada por los Filisteos; Jesús, después de haber quebrado el poder del demonio, estableció su Iglesia sobre una base firme.
David fue el triste testigo de la división y de la guerra entre sus hijos: Jesús, nuestro padre, es todavía el testigo de las caídas y de los crímenes de los hombres que son sus hijos.
David es a la vez rey y profeta; Jesús es el Rey de reyes, desde la fundación de su Iglesia, fue frecuentemente traicionado, abandonado, expuesto al odio de muchos.
David terminó por triunfar sobre todos sus enemigos; Jesucristo triunfa siempre sobre todos sus enemigos.
Esta figura nos enseña que el Mesías será rey y que no es sino a fuerza de trabajos y contradicciones que llegará a fundar su imperio.
Salomón
A pesar de su caída, los santos Padres, no sólo no dejaron de ver a Salomón como una figura del Mesías, sino que lo vieron glorioso y triunfante.
El nombre Salomón significa paz; Jesús es Príncipe de la paz; la mayor parte de los profetas lo llaman el “conquistador pacífico”.
Salomón toma por esposa a la hija del rey de Egipto; Jesús elige la Iglesia, su esposa, entre los Gentiles.
Después de las guerras y las conquistas de David, Salomón tuvo un reinado tranquilo y glorioso; después de sus luchas y sus victorias terrestres, Jesús sube al cielo donde su reino no tendrá fin.
Los judíos y los tirios, invitados por Salomón, se unieron para la construcción del templo e Salomón; los judíos y los Gentiles, llamados por Jesucristo, se unieron para fundar la Iglesia.
La sabiduría de Salomón era renombrada en tierras lejanas y atraía a los reyes de las naciones con ricos presentes; la sabiduría de Jesucristo, conocida en el mundo entero, hace afluir hacia él a los reyes y los pueblos que ponen a sus pies sus corazones y sus riquezas.
La reina de Saba, atraída por todos los elogios que se hacía a Salomón, fue a admirar su sabiduría y sus riquezas; la Iglesia primitiva, compuesta en gran parte de paganos convertidos, se entregó enteramente a Jesús, vencida por la sublimidad de su doctrina, por sus virtudes y su gracia.
Jeremías
Jeremías, santificado en el seno de su madre, permanecerá virgen durante toda su vida; Jesús es la santidad misma, la pureza por excelencia.
Desde su infancia, Jeremías fue elegido por Dios para enseñar al pueblo la voluntad divina; Jesús vino a la tierra para traer a los hombres la nueva ley que debían cumplir.
Jeremías vino a desviar a muchos judíos del culto a los ídolos Jesús vino a sacar a los hombres de las tinieblas de las idolatría para conducirlos al conocimiento del verdadero Dios.
Jeremías fue, por causa de su piedad y de sus actos buenos, maltratado por el pueblo judío, al que quería sacar del mal camino; Jesús, debido a los milagros y a las curaciones que operó, fue acuitado y condenado por los judíos.
Jeremías soportó con dulzura y paciencia las injurias y los malos tratos, pidiendo incluso perdón por aquellos que lo maltrataban; Jesús aguantó sin decir nada los insultos y los golpes y, sobre la cruz, pidió a Dios perdón por los sayones.
Para vengar a su servidor, Dios castigó duramente a la nación judía; algún tiempo después de la muerte de Jesús, Dios permitió que en expiación de sus crímenes, el pueblo judío perdiera su nacionalidad.
Jonás
Jonás, durante una tempestad espantosa, cuando los marineros temblaban por sus vidas, dormía tranquilamente; Jesús, sentado en una barca con sus apóstoles, duerme en medio de los furores de la tempestad.
Antes de arrojar al mar, los marineros oraron al Señor para que no se les imputara el crimen de la muerte de un inocente; Pilatos, antes de entregar a Jesús a la muerte, se lava las manos diciendo: “Soy inocente de la sangre de este justo”.
Jonás fue arrojado al mar para salvar el equipaje y de inmediato las olas se apaciguaron; Jesús da su vida para salvar al mundo.
“Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena; igualmente, el hijo del hombre estaría en el seno de la tierra tres días y tres noche (Mat XII 40)
Jonás clamó al Señor: “He sido rechazado delante de tus ojos”; Jesús sobre la cruz exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Jonás, arrojado vivo del seno de la ballena, predicó la penitencia a los ninivitas, que se convirtieron; “Hagan penitencia, dice Jesús, porquen el reino de los cielos está cerca”
Zorobabel y Jesús, hijo de Josedec
Finalmente, los dos jefes que sacaron a los judíos de la cautividad son también figuras del Mesías: Zorobabel, como Jefe civil, Jesús, como jefe religioso.
Zorobabel, de la raza de David, se encargó de conducir a Jerusalén a los judíos liberados de la cautividad de Babilonia; el Mesías, hijo de David, vino a la tierra para sacar a los hombres de la servidumbre de este mundo y conducirlos a la Jerusalén celeste.
Zorobabel reconstruyó el templo de Jerusalén; Jesucristo construyó el edificio de su Iglesia con las “piedras vivas” que son los cristianos. (I Pe 5).
El sumo sacerdote, hijo de Josedec, fue, con Zorobabel, el guía de los judíos que regresaban de la cautividad; la sagrada Escritura lo representa revestido con hábitos sórdidos, con Satán a su derecha, para hacerle la guerra (Zac III, 1 a 3); Jesús, sumo sacerdote de la nueva ley, vino a liberar a los hombres de la cautividad del pecado. Para esto, se revistió con nuestra débil y humana naturaleza y declaró a Satán una guerra sin cuartel.
“Un ángel, dice el profeta, hizo quitar a Jesús, hijo de Josedec, sus vestiduras, lo revistió con un hábito precioso y le colocó sobre la cabeza una tiara resplandeciente”; Jesucristo, después de haber dejado sus despojos humanos, para revestir la inmortalidad, fue a recibir en el cielo la diadema del triunfo.
El ángel dijo al hijo de Josedec: “Gobernarás mi casa y guardarás mi templo (zac III 7)” Jesucristo fue establecido por su Padre Juez soberano del universo y guardián de toda la Iglesia.
El hijo de Josedec trabajó en la restauración del templo; Jesús fundó una Iglesia que es el templo del Dios vivo.
Es así como, en el curso de los siglos, el Dios de bondad, consolaba, y alentaba a los hombres en sus desventuras, recordándoles frecuentemente, por imágenes sensibles. Al Redentor que los libraría de sus males, que daba ya merito a sus obras y que les devolvería todos los bienes que habían perdido.
Dios hizo aparecer esta larga secuencia de figuras también para nosotros. Afirmaba, mediante ella, nuestra creencia, mostrándonos que la religión cristiana extiende sus raíces hasta los tiempos más alejados, y que es el cumplimiento de un designio comenzado en el origen del mundo y desarrollado sucesivamente durante cuarenta siglos.
Adán
Adán es la primera figura del Salvador prometido. Prefigura al Mesías por semejanza y por contraste. Por semejanza es la obra maestra de Dios, tanto de la creación terrestre como de la celeste. Adán fue establecido rey del universo: Dios le dio el poder de dominar sobre los peces del mar, las aves del cielo y sobre todo animal terrestre; Jesús declara que “todo poder le ha sido dado, en el cielo como en la tierra”. Adán duerme; de una de sus costillas Dios le forma una compañera; Jesús duerme sobre la cruz con el sueño de la muerte; su costado es abierto y la Iglesia, su Esposa, surge prefigurada por la sangre y el agua.
Entre Adán y Eva existe una sociedad insoluble; entre Jesucristo y su Iglesia existe una sociedad que no terminará nunca: “He aquí que estoy con ustedes todos los días hasta la consumación de los siglos”.
Adán peca y es arrojado del paraíso terrestre; Jesús se hizo pecado por amor a nosotros, después de haber descendido del paraíso celeste.
Por contraste, Adán es el padre de todos los hombres según la carne; Jesús es el padre de todos los hombres según el espíritu.
Por el pecado de Adán, todos los hombres cayeron en la condenación; por la justicia de Jesús, todos los hombres reciben la justificación. Por Adán vino la muerte; por Jesús, la resurrección de los muertos. Todos mueren en Adán, todos revivirán, igualmente, en Cristo.
Abel
Abel, el segundo hijo de Adán es, también, una figura del Mesías: Abel fue pastor de ovejas: Jesús es el pastor de almas, llama a los cristianos sus ovejas y a la Iglesia su rebaño: “Yo soy el buen Pastor, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen”.
El sacrificio de Abel fue agradable a Dios y el Caín, rechazado; el sacrificio de Jesús es el único que Dios acepta para la remisión de los pecados; los de la antigua ley carecen de valor para este efecto: “Lo que se ofrece según la ley no te complació. Digo entonces: Heme aquí, vengo para hacer, Dios mío, tu voluntad; abolió el primer sacrificio, para establecer le segundo (Hebr10, 6-9).
Abel por su piedad y su inocencia, excitó la envidia de Caín, su hermano; Jesús, por su santidad y sus milagros, se atrajo el odio de los judíos, sus hermanos. Caín dijo a Abel: “Salgamos”, y cuando estuvieron en el campo, lo mató; los judíos condujeron a Jesús fuera de los muros de Jerusalén y lo crucificaron en el Gólgota.
“La voz de sangre de tu hermano clama hasta mí” dice Dios a Caín; la aspersión de sangre de Jesús es más elocuente que la de la sangre de Abel”, dice Pablo(Heb 12:24) a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Adán es consolado por el nacimiento de Set, hijo de bendición, perpetúa la raza de los justos; Dios es, por así decirlo, consolado de la muerte de Cristo, por el nacimiento de una multitud incontable de cristianos, hijos de Dios por adopción.
Enoc
El Mesías es también prefigurado por el Patriarca Enoc, que Dios llevó vivo al cielo:
Enoc llevó una vida pura y “caminó siempre con Dios”, dice la escritura; Jesús conoció todas las miserias humanas, excepto el pecado, dice Pablo (Heb 4:15) Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Enoc, según el testimonio de san Judas, profetizó en estos términos: “He aquí que viene el Señor, acompañado de todos sus millones de Ángeles, para juzgar y condenar a todos loa malvados y todos los impíos (Jud. 1:14-15)); Jesús, sin dejar de hacer al bien por todos lados, no dejó de mostrar a los malvados la justicia de Dios.
Enoc fue llevado vivo al cielo: Jesús, después de su resurrección, subió al cielo por su propia virtud, los santos Padres aplican Enoc y a Elías estas palabras del Apocalipsis: “Daré a mis dos testigos y poder de profetizar… la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará; … sus cuerpos permanecerán tres días y medio sin sepultura… pero después Dios soplará sobre ellos un espíritu de vida… y subirán al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos (Apoc. 11 ); “¿esta profecía no se ha realizado en el Salvador? Jesús fue matado por los judíos, instigados por el demonio, y, luego permaneció tres días en la tumba, resucitó glorioso y subió al cielo cuarenta días después de su resurrección.
Noé
Noé fue la consolación de su padre Lamec: esto es lo que significa el nombre Noé; Jesús (este nombre significa Salvador) es, por la salvación que procura a los hombres, la consolación del Padre Eterno, que el pecado había irritado.
Noe fue un hombre justo y perfecto en medio de los hombres de tu tiempo; Noé, por orden de Dios, construyó un arca que debía salvar a todo aquellos que estaban con él. Jesús estableció la Iglesia, especie de arca providencial, fuera de la cual no hay salvación.
A la vez que construía el arca, Noé no dejaba de predicar el arrepentimiento y no dejaba de decir a los judíos: “Hagan penitencia; si no hacen penitencia, perecerán todos”; y nadie le escuchaba.
Después del sacrificio ofrecido a la salida del arca, Dios Hizo alianza con Noé; después del sacrificio de la cruz, Dios lo hizo con Nuestro Señor, y mediante Él con los hombres, una alianza que será eterna.
Noé repobló la tierra; nuestro Señor la pobló de justos, y el cielo de santos.
Noe fue ultrajado por Cam; Jesús expuesto sobre la cruz, fue ultrajado por los judíos. Cam, hijo de Noé, fue maldito en su posteridad, y sus hermanos, benditos de Dios; los Judíos insultadores fueron malditos de Dios y los verdaderos hijos de Israel, los discípulos de Jesús, fueron colmados de bendiciones.
Abrahán
Abrahán, dice la escritura, “estaba cargado de años (tenía cien) cuando engendró a Isaac; Jesús es llamado por Daniel “el Anciano de los días” (Dan. 7:9)”.
Abrahán es el padre del pueblo de Dios: (Gén 12:2) Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Jesús es el Padre del pueblo cristiano; es el bendito de Dios y “recibió en heredad las naciones y en posesión las extremidades de la tierra.
Melquisedec
Pablo, en persona, nos muestra en Melquisedec la figura de Jesucristo (Hebr VII. 2.3)
“No se conoce ni a su padre ni a su madre, ni su genealogía, ni el comienzo ni el fin de su vida “; Jesucristo no tiene padre sobre la tierra ni madre en el cielo; no tiene comienzo y no tendrá fin.
Melquisedec quiere decir: rey de justicia y de paz: ¿Jesucristo no es por excelencia el rey de la justicia y de la paz?
Melquisedec era sacerdote del Altísimo; Jesucristo fue hecho “sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec”.
Melquisedec, en su calidad de sacerdote, ofreció pan y vino; Jesucristo instituyó el santo sacrificio de la misa bajo esas mismas especies de pan y de vino.
Melquisedec bendijo a Abrahán y en él a todas las naciones; Jesucristo bendice a la Iglesia, cuyos miembros son los verdaderos hijos de Abrahán, padre de todos los creyentes.
Melquisedec ejerció su sacerdocio, no sólo respecto de los paganos, sino también respecto de Abrahán, padre de los judíos; Jesús, el sacerdote por excelencia, instituyó su sacerdocio para la conversión tanto de judíos como de gentiles.
Melquisedec era a la vez sacerdote y rey; Jesús, también, es sacerdote y rey eterno.
Isaac
El nacimiento de Isaac fue anunciado a Sara por un ángel; de manera semejante, un ángel fue el que anunció a María el nacimiento de Jesús.
Isaac, hijo único de Sara, inocente, fue condenado a morir; Jesús, hijo único de María, la inocencia misma, fue también condenado a muerte.
Isaac debe ser inmolado por su padre; es Dios Padre que ejecuta, por la mano de los judíos, la sentencia de muerte pronunciada contra su Hijo.
Isaac subió el monte Moriah cargando la madera que debía consumirlo; Jesús subió la montaña del Calvario, cargando su cruz sobre sus espaldas.
Isaac consiente a su inmolación y se deja amarrar a la hoguera sin resistencia; Jesús se ofrece a la muerte y se deja clavar a la cruz, abandonándose a sus ejecutores.
Isaac no se inmola ni resucita más que en figura; Jesucristo muerte y resucita en realidad.
Isaac es recompensado por su obediencia por la promesa de una posterioridad numerosa: Jesucristo, “se hizo obediente hasta la muerte de cruz. Por ese motivo, Dios lo exaltó y le dio un nombre por encima de todo nombre”.
Esta figura agrega dos cosas a las figuras precedentes: nos dice en qué lugar será inmolado el Salvador, y nos enseña que morirá por orden de su Padre.
De esta manera, el gran retrato del Mesías-Redentor se forma poco a poco.
El carnero inmolado por Abrahán
No es sino hasta el carnero que substituyó a Isaac por el sacrificio, que se encuentran trazos de semejanza con el Mesías:
El carnero, emblema de la inocencia, de la paciencia, está consagrado a la muerte desde su nacimiento; Jesucristo, la inocencia misma, no vino a este mundo sino para morir y, durante el curso de su pasión, jamás abrió la boca para quejarse.
La lana del carnero sirve para hacernos vestidos; san Pablo nos invita a “revestirnos” de Cristo (Rom XIII. 14).”
La carne del cordero sirve para nuestro alimento; Jesús mismo nos dice que “si no comemos su carne y si no bebemos su sangre, no tendremos vida en nosotros (Jn VI. 50)”.
El carnero de Abrahán estaba cogido de los cuernos por las espinas de una zarza; es la imagen de Jesús coronado de espinas.
Abrahán percibió al carnero detrás de sí; el Mesías no debía salir de su raza sino mucho tiempo después de su muerte.
El carnero fue sacrificado en lugar del hijo de Abrahán; Jesús sufrió la muerte en lugar de los hombres, hijos de Dios, que lo habían merecido.
El carnero fue inmolado sobre el monte Moriah, no lejos de Jerusalén; Jesús fue crucificado sobre el monte del Gólgota, igualmente cercano a Jerusalén.
Jacob
De Padre a Hijo, los patriarcas van, uno tras otro, como pintores que darán según su turno algunas pinceladas a un retrato, a suministrar algunos elementos de semejanza con el Salvador:
Jacobo, dulce y virtuoso, fue perseguido por su hermano Esaú, debido a las bendiciones que recibió de su padre: Jesús, la dulzura y la santidad mismas, fue también odiado por los judíos, porque recibió de Dios, su Padre, omnipotencia en obras y en palabras.
Jacob, hijo de un padre muy rico, y él mismo muy rico, se pone en ruta solo y a pie; Jesús, hijo de Dios, y Dios mismo, desciende del cielo en la absoluta indigencia.
Jacob, sorprendido por la noche, se vio obligado a dormir en medio del desierto, y a colocar una piedra debajo de su cabeza para servirle de almohada; Jesús, es tan pobre que no tiene siquiera una piedra donde descansar la cabeza.
Jacob, por mandato de su padre, va a buscar una esposa en un país lejano; no la obtiene sino luego de largos y rudos trabajos y regresó a su patria para recibir de nuevo la bendición de Isaac; el Hijo de Dios fue enviado por su Padre a la tierra para adquirir, al precio de su sangre, la Iglesia que es su Esposa, y regresa al cielo donde será objeto de una bendición eterna.
Por sus doce hijos, Jacob se convierte en el jefe de una multitud innumerable de elegidos.
José
Entre los hijos de Jacob, es una de las imágenes más sorprendentes del Mesías Redentor:
José estuvo expuesto a los celos de sus hermanos porque era más amado que ellos por su padre, quien les anuncia su grandeza futura; Jesús, objeto de las complacencias del Padre, se proclama el Mesías y se convierte, por eso, en el objeto del odio y de la envidia de los judíos, sus compatriotas.
José, enviado a sus hermanos, fue vendido por ellos a mercaderes extranjeros. Jesús, enviado a los judíos, fue vendido por un judío, Judas, y entregado a extranjeros, a los romanos.
La túnica de José fue empapada con la sangre de una cabra; la túnica de Jesús fue embebida con la sangre de su flagelación.
José fue vendido como esclavo a Putifar; Jesús padeció el suplicio de la cruz, reservado a los esclavos.
José, detenido con dos prisioneros, anuncia a uno su muerte, y al otro su liberación gloriosa; Jesús crucificado entre dos ladrones, promete a uno la felicidad del cielo y abandona al otro a la condenación, a causa de su impenitencia.
José pasa de su prisión a las gradas del trono; Jesús sale glorioso de la tumba.
José nutría al pueblo con el trigo que había almacenado; Jesús es el pan de vida bajado del cielo.
El faraón cambió el nombre de José y lo llamó Salvador del mundo; Jesús es, verdaderamente, el Salvador por excelencia.
José perdona a sus hermanos; Jesús perdona a sus verdugos.
El Faraón colma a José de honores; delante del nombre de Jesús toda rodilla se dobla sobre la tierra y en los infiernos.
Esta figura nos enseña que el Salvador será condenado por un crimen que no cometió y que perdona a sus enemigos con la mayor bondad.
Job
Job, hombre justo y temeroso de Dios, fue afligido por toda clase de penas; sufrió las pruebas más terribles; pero en medio de tantos males, mantuvo una paciencia inalterable reconociendo el supremo imperio de Dios y su sabiduría infinita: "Dios, dice, me lo dio, Dios me lo quitó, ¡alabado sea el nombre del Señor"! Jesucristo, el justo por excelencia, es despojado de todo, abandonado por sus discípulos, cubierto de llagas de los pies a la cabeza; no abre la boca para quejarse: "Padre mío, dice, que se haga tu voluntad".
Moisés
Como es fácil darse cuenta, cuanto más se avanza en la historia del pueblo de Dios, la más grande figura del Mesías se dibuja de una manera luminosa: el gran profeta de la antigua ley, Moisés, él sólo, nos a va a suministrar muchos puntos de semejanza con el Salvador esperado.
Cuando Moisés Nació, u rey cruel hizo perecer a todos los hijos de los hebreos; cuando Jesús nació, Herodes, hizo morir a todos los hijos de Belén y de los alrededores.
Moisés escapó a las órdenes bárbaras del faraón, y pasó los primeros de su vida en Egipto; Jesús escapó a furor de Herodes y fugó a Egipto.
Moisés fue preparado a su misión de libertador de Israel por 40 años de exilio en el desierto y 40 días de ayuno en el Sinaí; Jesús se preparó para su misión de Salvador del mundo durante 30 años de vida retirada en Nazareth y 40 días de penitencia en el desierto.
Moisés hizo milagros y condujo al pueblo hebreo a través del mar rojo, para liberar de la servidumbre de Egipto. Jesús hizo milagros e hizo pasar a los hombres por las aguas del bautismo, para liberarlos de la servidumbre original.
A la voz de Moisés, legislador del pueblo hebreo, profeta de la antigua alianza, ordenó inmolar el cordero pascual; Jesús, legislador de todos los hombres, profeta de la nueva alianza, verdadero cordero pascual, se inmola a sí mismo y manda continuar su sacrificio.
Moisés, condujo a los hebreos a través del desierto, hacia la tierra prometida, los nutrió con el maná caído del cielo y les dio a beber una agua milagrosa; Jesucristo, conduciendo a los cristianos a través del desierto de esta vida, hacia el cielo, que es la verdadera tierra prometida, la nutrió con el verdadero pan de vida bajado del cielo y les dio a beber las aguas de la gracia. Prodigios sorprendentes la publicación de la ley de Moisés; prodigios de caridad y de bondad acompañarán la publicación de la ley cristiana.
Moisés descendiendo de la montaña
Moisés, cuando descendió de la montaña tenía el rostro resplandeciente de luz; Jesús, en el Tabor, tenía el rostro como el sol. Moisés, mediante su oración, apaciguó la cólera de Dios; Jesús apacienta sin cesar la cólera de Dios irritado contra los hombres.
Moisés elige entre el pueblo un senado compuesto de sesenta y dos ancianos que estableció jueces y jefes del pueblo, y Dios extendió sobre ellos su espíritu de consejo; Jesús envía a diversas comarca sesenta y dos discípulos que eligió para predicar su Evangelio y lo colmó de su espíritu.
Moisés curó a María, su hermana, atacada por la lepra; Jesús curó una multitud de leprosos.
Moisés envió doce hombres a explorar la tierra de Canáa, en la cual no debía entrar él mismo; Jesús envía a los doce apóstoles a convertir el mundo y sólo Él abrirá el cielo a los elegidos.
Moisés fue el más celebre de todos los profetas suscitados por Dios, sea respecto de las profecías, sea respecto de los milagros que operó; Jesús está por encima de todos los profetas que lo precedieron.
El cordero pascual
El cordero que los judíos inmolaban y comían en la fiesta de la Pascua no debía tener mancha; Jesús es el cordero inmaculado y sin mancha.
Para comer este cordero, los judíos debían ceñir sus riñones, calzar sus pies y tener un bastón en la mano; cuando se come la carne del Cordero de Dios, hay que tener los riñones ceñidos, es decir, ser castos, un bastón a la mano, es decir, ser fuerte contra el demonio; los pies calzados, es decir, ser un viajero que camina al cielo.
El sacrificio del cordero era ofrecido en expiación de los pecados; Jesús, el Cordero de Dios, borra, con su muerte, los pecados del mundo.
La sangre del cordero, impresa sobre las puertas de las casas de los hebreos, los preservó de la plaga que abatió a los egipcios; la sangre de Jesús salva a los hombres que se aplican sus méritos.
Estaba prohibido quebrar los huesos de la víctima; los soldados enviados para asegurarse de la muerte de Jesús no le quebraron las piernas.
Había que comer el cordero pascual con el pan sin levadura: "Comamos la Pascua, dice san Pablo, no con una vieja levadura, ni con una levadura de malicia y de maldad, sino con los ázimos de sinceridad y de verdad". Después de haber comido el cordero pascual, los hebreos fueron liberados de la servidumbre de Egipto; Jesucristo, en la Sagrada Eucaristía, nos hace triunfar de nuestras pasiones y del demonio. Esta figura nos hace conocer que el Mesías será de una admirable dulzura, que se unirá a los hombres como la comida se une a nuestro cuerpo, y que no habrá más salvados que los unidos a Él.
La nube luminosa
Se lee en San Pablo: “No quiero que ignoren, hermanos míos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, que pasaron todos el Mar rojo, que uniéndose a Moisés, fueron bautizados todos en la nube y en el mar; que todos comiendo de una misma carne espiritual y que bebieron todos una bebida espiritual; porque recibían esta bebida de la piedra espiritual que los acompañaba, y esta piedra era Jesucristo (I Cor. X, I)
Estas palabras nos dan a entender que la columna que iluminaba a los hebreos durante la ruta, el maná que caía del cielo para su alimento y el agua que brotaba de la roca golpeada por la vara de Moisés. Eran misterios y profecías para el futuro.
Si para limitarnos al significado de la nube luminosa, los hebreos fueron como bautizados bajo la conducción de Moisés en la nube y en el mar, no es permitido ver en ellos la figura de los cristianos que “eran bautizados en nombre de Jesucristo” (Hech.).
La columna de nubes, sombra durante el día, luminosa durante la noche, era para los hebreos, a la vez, una luz, un fuego, una guía; Jesucristo es llamado por los Profetas, la Luz, el Fuego, el Jefe que conduce.
La nube acompañaba a los hebreos durante todas las peregrinaciones del desierto; Jesús nos acompaña y camina con nosotros cuando derrama sobre nosotros sus gracias; por otro lado, ha prometido estar con nosotros hasta la consumación de los siglos.
El maná y la peña de Horeb
El maná es llamado en la Sagrada Escritura el pan de los Ángeles, el pan del cielo. “Diste a tu pueblo el alimento de los ángeles; tu le hiciste llover pan preparado sin trabajo alguno, que contiene en sí todo deleite (Sab XVI 20-21); Jesucristo es el verdadero pan de los ángeles bajado del cielo: moisés, dice, no le dio de ninguna manera el pan del cielo… soy yo quien soy el pan de vida. Sus padres comieron el maná del desierto y murieron; este pan ha bajado del cielo y el que coma de él no morirá (Jn IV 32, 48-51).
El maná fue dado a los hebreos después de la salida de Egipto, en el desierto, hasta su entrada a la tierra prometida; el verdadero pan del cielo es para aquellos que, salidos del pecado, atraviesan esta vida como un desierto, aspiran al cielo, donde verán a Aquél en quien creen.
Para calmar la sed del pueblo en medio de las arenas candentes del desierto, Moisés golpeó la roca y sacó benéficas aguas; para calmar las inquietudes de los hombres en medio de las sequedades de esta vida, Jesús permitió que de sus llagas dolorosas cayera sobre ellos el rocío de la gracia divina: EL que beba del agua que yo le diera, dice a la samaritana, no volverá a tener sed; pero el agua que le de será para él una fuente de agua que brotará hasta la vida eterna”.
El chivo expiatorio
No es sino hasta el chivo expiatorio, que no hay semejanza con Jesucristo (Huet). El chivo expiatorio recibía la maldición de todos los pecados de Israel, era cazado a través del desierto donde iba a perderse; Cristo, siguiendo las palabras del Apóstol, quiso ”tomar todos nuestros pecados en su cuerpo” y, cargado de este fardo, fue conducido fuera de Jerusalén condenado a muerte.
Los sacrificios
En la antigua ley, había dos clases de sacrificios: el sacrificio sangriento y el sacrificio no sangriento; desde que Cristo confirmó su nueva alianza, hubo, en los cristianos el sacrificio sangriento del Calvario y permanece el sacrificio incruento de nuestros altares.
La materia del sacrificio incruento, bajo la ley antigua, era harina y vino; la materia del sacrificio incruento bajo la nueva ley es el pan y el vino.
Todos los sacrificios de la Antigua Ley era ofrecidos por cuatro fines principales: adorar, agradecer, pedir y expiar; el sacrificio de la Nueva Alianza encierra en él sólo todas estas ventajas: es un sacrificio de adoración de acción de gracias, de petición y expiación.
En la Antigua Ley, para realizar todos los sacrificios, se inmolaba cada día, mañana y tarde, un cordero sin mancha; para perpetuar el sacrificio del calvario, que reemplaza todos los sacrificios antiguos, el Cordero de Dios se inmola cada día y a cada hora del día y de la noche sobre nuestros altares.
En resumen, todos los sacrificios de la Antigua Ley no eran sino la figura del sacrificio de Jesús como la Antigua Ley misma no era sino figura de la Nueva.
La serpiente de bronce
Moisés, por orden de Dios, hizo fabricar una serpiente de bronce cuya contemplación curaba las mordeduras hechas por serpientes venenosas: “De la misma manera, es necesario que el Hijo del Hombre sea elevado, para que cualquiera que crea en el no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn III, 14, 15). Con excepción del veneno, la serpiente de bronce se asemejaba a las otras serpientes; el Hijo de Dios fue enviado en una carne semejante a la del pecado. Con excepción del pecado, experimentó, como nosotros, todas las tentaciones.
La serpiente erigida por Moisés fue elevada en el aire; Jesús mismo fue elevado en el aire y suspendido sobre una cruz.
La serpiente de bronce fue elevada como un signo de curación; Jesús de acuerdo a la profecía del anciano Simeón, fue enviado para ser un “signo de contradicción”.
Aarón
Aarón es el pontífice de la Antigua Alianza; Jesús es el Pontífice de la Nueva Alianza.
Aarón está consagrado al servicio de Dios con el óleo santo; la palabra Cristo significa consagrado por unción santa.
Aarón entraba solo, una vez al año al Sancta Sanctorum, no sin llevar sangre que ofrecía por si ignorancia y por la del pueblo; Jesucristo entró una vez en el Santuario con su propia sangre, a cuyo precio nos conquistó una eterna redención
Aarón debía cargar las iniquidades de los hijos de Israel por las faltas cometidas en los sacrificios; Jesús “tomó sobre él nuestras debilidades y cargó nuestros dolores; fue herido por nuestras iniquidades y quebrado por causa de nuestros crímenes”, dice el Profeta Isaías.
Aarón era el mediador entre Dios y el pueblo hebreo; no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, dice san Pablo, es Cristo Jesús”.
Cuando el fuego del cielo caía sobre Coré, Dathán y Abirón, Aarón de pie entre los muertos y vivos, oraba por el pueblo y la peste cesó; para impedir que la humanidad pereciese bajo la multitud de los pecados, Cristo vino a liberarnos y a ponernos a salvo.
Josué
El nombre Josué quiere decir Salvador; el nombre Jesús, también, significa Salvador.
Josué era guerrero; Jesús vino a manejar la espada de la palabra.
Josué sucedió a Moisés después de su muerte; Jesús vino a traer al mundo ka ley nueva para reemplazar la ley mosaica.
Fue Josué, y no Moisés quien introdujo a los hebreos en la tierra prometida, después del paso del Jordán; es la nueva ley de Cristo y no la ley antigua dada por Moisés, la que nos introduce en el cielo, después de hayamos sido purificados por las aguas del bautismo.
Josué hizo elevar un altar con doce piedras tomadas del lecho del Jordán; Jesús eligió doce apóstoles que destinó a ser el fundamento de su Iglesia y les da un jefe cuyo nombre es Pedro (piedra).
Josué fue “grande para salvar a los elegidos de Dios, para derribar a los enemigos que se elevaban, con el fin de conquistar la herencia de Israel”; Jesucristo es el “león de la tribu de Judá, que domina a sus enemigos y los quebrará como vaso de alfarero”.
Gedeón
Entre los patriarcas, si pasamos a los jueces de Israel, encontramos, también, en algunos de ellos, elementos de semejanza con Aquel que un día ha de juzgar a los vivos y a los muertos.
Gedeón es el último entre sus hermanos; Jesucristo quiso aparecer como el último de los hombres.
La misión de Gedeón le fue manifestada por milagros; de la misma manera, fue por medio de milagros que Jesucristo demuestra su misión divina.
Gedeón, a pesar de su debilidad, fue elegido por Dios para liberar a su pueblo de la tiranía de los Madianitas; Jesús, a pesar de su debilidad aparente, fue elegido por Dios para liberar al mundo de la tiranía del demonio.
Gedeón, antes de liberar a su pueblo, ofrece un sacrificio; Nuestro señor no libera al mundo sino después de ofrecerse como sacrificio en la cruz.
Los soldados de Gedeón no se detenían ni para beber; para convertir al mundo, los apóstoles olvidaban las cosas más necesarias para la vida.
Los soldados de Gedeón no tienen más que trompetas y antorchas; los apóstoles de Jesús no tienen más que la trompeta de la predicación y la antorcha de la caridad.
Gedeón triunfa sobre los madianitas con una pequeña hueste; con doce apóstoles, Jesucristo hace la conquista del mundo.
Esta figura, agregada a las enseñanzas precedentes, nos muestra que nuestro Señor salvará al mundo por los medios más débiles.
Sansón
El nombre Sansón significa sol; Jesús es llamado “Sol de justicia”. Un ángel apareció a la madre de Sansón y le dijo: “Eres estéril y no tienes hijos, pero concebirás y parirás un hijo que será nazareno de Dios. Es él quien comenzará a liberar a Israel de los filisteos. El ángel Gabriel dijo a María: He aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Y Jesús habitó en Nazareth, cumpliendo la profecía: “Será llamado Nazareno”.
Sansón eligió su mujer de entre los filisteos y le confió sus secretos; Jesús forma su Iglesia de pueblos paganos y le confía el depósito de su doctrina.
Sansón, sin armas, encontró un leoncillo que separó en partes. Jesucristo, si armas, domó a los gentiles y les hizo aceptar su yugo.
Sansón mató mil filisteos con la quijada de un asno; Jesús triunfa sobre sus enemigos por medio de la simplicidad de sus apóstoles y sus santos.
Encerrado en Gaza, Sansón arranca, en medio de la noche las puertas con los cerrojos y las lleva a través de una emboscada de soldados hasta lo alto de una montaña; encerrado tres días en la tumba, Jesús quiebra, durante la noche, las puertas y los cerrojos de la muerte, y las carga a través de sus gradas hasta el cielo, donde la muerte nada puede contra él ni contra sus elegidos.
Sansón muere voluntariamente, bajo las ruinas de un edificio que derriba y, a través de su muerte, destruye más enemigos de los que mató en vida; Jesús, muriendo voluntariamente, derriba el poder del demonio a quien hizo más daño mediante su muerte voluntaria que durante su vida.
Esta figura de sansón nos revela que el Mesías nacerá de una manera milagrosa, que elegirá la Iglesia, su esposa, entre los gentiles, y que a través de su muerte obtendrá una victoria completa sobre el demonio, coronamiento de todas sus obras.
Samuel
Samuel, hijo único de una madre hasta entonces estéril, fue consagrado por ella al nazareato: Jesús, hijo único de una Virgen, pasó la mayor parte de su vida en Nazareth.
“El joven Samuel, leemos en el primer libro de los Reyes, crecía y complacía tanto a Dios como a los hombres (I Re, XX 26)”; “Jesús, dice el evangelista, crecía en sabiduría lo mismo que en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres (Lc II.52)”.
Samuel fue sacerdote y profeta; Jesús es el sacerdote eterno y el profeta por excelencia.
David
Después de los Jueces, llega el turno de los tres Reyes, que van a aumentar aun más y precisar la semejanza con Jesús, el Rey eterno de los siglos.
David, nacido en Belén, recibió de Samuel la consagración real por orden de Dios; Jesús, nacido en Belén, fue establecido rey por Dios sobre Sión, su montaña santa.
David, con un golpe de honda, derribó al gigante Goliat; Jesús, con su cruz doma a Satán, príncipe de los infiernos.
David no llegó a reinar sobre la casa de Israel sino luego de grandes trabajos y de numerosas persecuciones; Jesús no fue reconocido como el Rey de reyes sino después de 33 años de humillaciones, y después de tres siglos contra su Iglesia.
David regresó a Jerusalén el arca de la alianza que había sido secuestrada por los Filisteos; Jesús, después de haber quebrado el poder del demonio, estableció su Iglesia sobre una base firme.
David fue el triste testigo de la división y de la guerra entre sus hijos: Jesús, nuestro padre, es todavía el testigo de las caídas y de los crímenes de los hombres que son sus hijos.
David es a la vez rey y profeta; Jesús es el Rey de reyes, desde la fundación de su Iglesia, fue frecuentemente traicionado, abandonado, expuesto al odio de muchos.
David terminó por triunfar sobre todos sus enemigos; Jesucristo triunfa siempre sobre todos sus enemigos.
Esta figura nos enseña que el Mesías será rey y que no es sino a fuerza de trabajos y contradicciones que llegará a fundar su imperio.
Salomón
A pesar de su caída, los santos Padres, no sólo no dejaron de ver a Salomón como una figura del Mesías, sino que lo vieron glorioso y triunfante.
El nombre Salomón significa paz; Jesús es Príncipe de la paz; la mayor parte de los profetas lo llaman el “conquistador pacífico”.
Salomón toma por esposa a la hija del rey de Egipto; Jesús elige la Iglesia, su esposa, entre los Gentiles.
Después de las guerras y las conquistas de David, Salomón tuvo un reinado tranquilo y glorioso; después de sus luchas y sus victorias terrestres, Jesús sube al cielo donde su reino no tendrá fin.
Los judíos y los tirios, invitados por Salomón, se unieron para la construcción del templo e Salomón; los judíos y los Gentiles, llamados por Jesucristo, se unieron para fundar la Iglesia.
La sabiduría de Salomón era renombrada en tierras lejanas y atraía a los reyes de las naciones con ricos presentes; la sabiduría de Jesucristo, conocida en el mundo entero, hace afluir hacia él a los reyes y los pueblos que ponen a sus pies sus corazones y sus riquezas.
La reina de Saba, atraída por todos los elogios que se hacía a Salomón, fue a admirar su sabiduría y sus riquezas; la Iglesia primitiva, compuesta en gran parte de paganos convertidos, se entregó enteramente a Jesús, vencida por la sublimidad de su doctrina, por sus virtudes y su gracia.
Jeremías
Jeremías, santificado en el seno de su madre, permanecerá virgen durante toda su vida; Jesús es la santidad misma, la pureza por excelencia.
Desde su infancia, Jeremías fue elegido por Dios para enseñar al pueblo la voluntad divina; Jesús vino a la tierra para traer a los hombres la nueva ley que debían cumplir.
Jeremías vino a desviar a muchos judíos del culto a los ídolos Jesús vino a sacar a los hombres de las tinieblas de las idolatría para conducirlos al conocimiento del verdadero Dios.
Jeremías fue, por causa de su piedad y de sus actos buenos, maltratado por el pueblo judío, al que quería sacar del mal camino; Jesús, debido a los milagros y a las curaciones que operó, fue acuitado y condenado por los judíos.
Jeremías soportó con dulzura y paciencia las injurias y los malos tratos, pidiendo incluso perdón por aquellos que lo maltrataban; Jesús aguantó sin decir nada los insultos y los golpes y, sobre la cruz, pidió a Dios perdón por los sayones.
Para vengar a su servidor, Dios castigó duramente a la nación judía; algún tiempo después de la muerte de Jesús, Dios permitió que en expiación de sus crímenes, el pueblo judío perdiera su nacionalidad.
Jonás
Jonás, durante una tempestad espantosa, cuando los marineros temblaban por sus vidas, dormía tranquilamente; Jesús, sentado en una barca con sus apóstoles, duerme en medio de los furores de la tempestad.
Antes de arrojar al mar, los marineros oraron al Señor para que no se les imputara el crimen de la muerte de un inocente; Pilatos, antes de entregar a Jesús a la muerte, se lava las manos diciendo: “Soy inocente de la sangre de este justo”.
Jonás fue arrojado al mar para salvar el equipaje y de inmediato las olas se apaciguaron; Jesús da su vida para salvar al mundo.
“Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena; igualmente, el hijo del hombre estaría en el seno de la tierra tres días y tres noche (Mat XII 40)
Jonás clamó al Señor: “He sido rechazado delante de tus ojos”; Jesús sobre la cruz exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Jonás, arrojado vivo del seno de la ballena, predicó la penitencia a los ninivitas, que se convirtieron; “Hagan penitencia, dice Jesús, porquen el reino de los cielos está cerca”
Zorobabel y Jesús, hijo de Josedec
Finalmente, los dos jefes que sacaron a los judíos de la cautividad son también figuras del Mesías: Zorobabel, como Jefe civil, Jesús, como jefe religioso.
Zorobabel, de la raza de David, se encargó de conducir a Jerusalén a los judíos liberados de la cautividad de Babilonia; el Mesías, hijo de David, vino a la tierra para sacar a los hombres de la servidumbre de este mundo y conducirlos a la Jerusalén celeste.
Zorobabel reconstruyó el templo de Jerusalén; Jesucristo construyó el edificio de su Iglesia con las “piedras vivas” que son los cristianos. (I Pe 5).
El sumo sacerdote, hijo de Josedec, fue, con Zorobabel, el guía de los judíos que regresaban de la cautividad; la sagrada Escritura lo representa revestido con hábitos sórdidos, con Satán a su derecha, para hacerle la guerra (Zac III, 1 a 3); Jesús, sumo sacerdote de la nueva ley, vino a liberar a los hombres de la cautividad del pecado. Para esto, se revistió con nuestra débil y humana naturaleza y declaró a Satán una guerra sin cuartel.
“Un ángel, dice el profeta, hizo quitar a Jesús, hijo de Josedec, sus vestiduras, lo revistió con un hábito precioso y le colocó sobre la cabeza una tiara resplandeciente”; Jesucristo, después de haber dejado sus despojos humanos, para revestir la inmortalidad, fue a recibir en el cielo la diadema del triunfo.
El ángel dijo al hijo de Josedec: “Gobernarás mi casa y guardarás mi templo (zac III 7)” Jesucristo fue establecido por su Padre Juez soberano del universo y guardián de toda la Iglesia.
El hijo de Josedec trabajó en la restauración del templo; Jesús fundó una Iglesia que es el templo del Dios vivo.
Es así como, en el curso de los siglos, el Dios de bondad, consolaba, y alentaba a los hombres en sus desventuras, recordándoles frecuentemente, por imágenes sensibles. Al Redentor que los libraría de sus males, que daba ya merito a sus obras y que les devolvería todos los bienes que habían perdido.
Dios hizo aparecer esta larga secuencia de figuras también para nosotros. Afirmaba, mediante ella, nuestra creencia, mostrándonos que la religión cristiana extiende sus raíces hasta los tiempos más alejados, y que es el cumplimiento de un designio comenzado en el origen del mundo y desarrollado sucesivamente durante cuarenta siglos.
Los cristianos y la ley ritual (ceremonial)
Por mandato de Dios, los creyentes entre la gentilidad -los cristianos- tenemos prohibido efectuar ni siquiera uno solo de los ritos establecidos en la ley de Moisés.
Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. (Gálatas 3:10)
Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. (Gálatas 5:3-4)
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley... Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis...Hechos 15:24-29
Para nosotros los cristianos, efectuar alguno de los ritos de la ley de Moisés -llámese DIEZMO, SHABAT, PASCUA, etc, etc, etc,- sin estar llamados a hacerlo.
El nuevo pacto está contenido en el antiguo
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:26-27)
Los creyentes en Jesucristo no podemos apropiarnos de algo que no nos corresponde, como lo sería efectuar algún rito de la ley de Moisés sin haber nacido judíos. Sin embargo, los cristianos -creyentes entre la gentilidad-, sí que estamos llamados a obedecer y enseñar a obedecer (Mateo 5:17-20)
la Ley en su aspecto espiritual.
En el nuevo pacto (Mateo 26:28 / Marcos 14:24 / Lucas 22:20), Dios nos ha dado su Espíritu PARA ANDAR EN SUS ESTATUTOS, GUARDAR SUS PRECEPTOS Y PONERLOS POR OBRA, estatutos y preceptos espirituales todos de la Ley, por supuesto.
Sin embargo, como ya lo hemos dicho mucho, al hablar de cumplir con sus estatutos y preceptos, Dios -en lo concerniente a los cristianos- no se refiere a la ley ritual, sino a la espiritual.
El corazón de piedra es una alusión a las tablas de la Ley, los ritos y la religión; En tanto que el corazón de carne, se refiere a nuestro Señor Jesucristo, el cual es la Palabra de Dios: la Ley hecha carne. Es el corazón (1 Corintios 2:16) de Nuestro Señor Jesucristo el que tenemos en nosotros los creyentes: SU ESPIRITU SANTO.
El nuevo pacto, que es espiritual, está contenido en el antiguo, que es el ritual. De tal manera que los ritos funcionan como una cubierta protectora cuyo propósito es preservar la información espiritual, el Mensaje Divino que el Padre celestial nos ha enviado para llevarnos hacia donde Él habita: en la vida eterna.
Gracias a esos ritos, el Mensaje -la Palabra de Dios-, extraordinariamente preservada por el pueblo judío, ha pasado de generación en generación y llegado por escrito a su destino final: nuestras manos.
La ley espiritual y el Juicio
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. (Santiago 2:12)
A nosotros, creyentes entre la gentilidad -los cristianos-, la ley ritual no nos rige, por lo que no seremos acusados de no cumplirla, pero no sucede así con la ley espiritual (Romanos 2:12-16).
Insistentemente nuestro Padre celestial, a través de Su Palabra, nos hace notar que, tal como acabamos de decir, encapsulada en la ley ritual -que son los sacrificios físicos-, está la ley espiritual, la real, la verdadera y eterna. Los sacrificios de la ley ritual son símbolos de la ley espiritual.
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras [ritos]? No, sino por la ley de la fe [cumplimiento espiritual]. Romanos 3:27
Si en verdad cumplís la ley real [cumplimiento espiritual], conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis. (Santiago 2:8)
El nuevo régimen espiritual:
Las efímeras estructuras terrenales (2 Corintios 5:1-4) no son sino figuras y sombras de las eternas estructuras celestiales (Hebreos 9:1-10). Ejemplo de esto lo tenemos cuando la Palabra nos muestra que Moisés construyó el tabernáculo acorde al que se le permitió ver en el Cielo (Hebreos 8:5).
El antiguo régimen ritual -antiguo pacto (Hebreos 8: 6-7)- estaba constituido por sombras y figuras de lo celestial: el templo en Jerusalén, el cual era el núcleo alrededor del que se efectuaban los ritos; Pero ahora el nuevo régimen, la Gracia, que ya no es ritual sino espiritual, tiene como núcleo al Señor Jesucristo, que es el verdadero Tabernáculo, el Templo Santo de Dios (Juan 2:19-21 / Hechos 17:24 / Hebreos 9:14 / Apocalipsis 21:22) en torno al cual ahora se ofrecen sacrificios también espirituales (Efesios 2:20-22).
Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. (Ezequiel 37: 26-27)
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Romanos 7:6
El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. (2 Corintios 3:6)
Como ya sabemos, el antiguo pacto estaba escrito por el dedo de Dios (Éxodo 32:15-16 / Éxodo 31:18) en tablas de piedra, pero ahora, también por el dedo de Dios, el nuevo pacto está escrito en nuestros corazones con la sangre preciosa del Señor Jesucristo, que es su Santo Espíritu:
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26-27
El Templo espiritual
De tal manera que el Templo espiritual, real y eterno, centro del nuevo pacto y Casa de Dios, no solamente es el Señor Jesucristo, sino también su iglesia:
...pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. (Hebreos 3:6)
Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5
Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:20-22
Los sacrificios espirituales:
En tanto que los sacrificios espirituales (1 Samuel 15:21-23 / Salmo 40:6-8 / Salmo 51:16-17 / Proverbios 21:3 / Isaías 1:10-17 / Isaías 58:5-7 / Jeremías 6:19-20 / Amós 5:21-24 / Oseas 6:6 / Miqueas 6:6-8, etc.) que se ofrecerán en ese templo -también espiritual- son las buenas obras -que tal como los antiguos sacrificios físicos, que obligatoriamente debían llevar sal (Levítico 2:13)-, deben llevar amor sin fingimiento, es decir, sin la maldad y la corrupción que es todo interés oculto detrás de las buenas obras.
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Hebreos 13:16
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; Hebreos 10:24
Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Filipenses 4:18
Esto es importante conocerlo, pues en la siguiente vida, sin excepción, todos seremos juzgados (Mateo 25:31-46) por la ley verdadera, la espiritual y eterna, y en ese Juicio de nada valdrá si asistíamos los domingos a la iglesia, cantábamos, íbamos a congresos, profetizábamos, echábamos fuera demonios o hacíamos muchos milagros (Mateo 7:21-23), si nunca cumplimos con la Ley Eterna de Dios:
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Santiago 2:13 (Jua 1:17) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Jamas se ofrecieron sacrificios para"conquistas materiales"como se enseña hoy.los sacrificios eran para expiatorio por el pecado,y ellos fueron abolidos con el ultimo y gran sacrificio perfecto: el de nuestro Señor en la Cruz:
Heb 9:28
Heb 7:27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.(Heb 10:10) En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
(Heb 10:14) porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. (Gálatas 3:10)
Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. (Gálatas 5:3-4)
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley... Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis...Hechos 15:24-29
Para nosotros los cristianos, efectuar alguno de los ritos de la ley de Moisés -llámese DIEZMO, SHABAT, PASCUA, etc, etc, etc,- sin estar llamados a hacerlo.
El nuevo pacto está contenido en el antiguo
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:26-27)
Los creyentes en Jesucristo no podemos apropiarnos de algo que no nos corresponde, como lo sería efectuar algún rito de la ley de Moisés sin haber nacido judíos. Sin embargo, los cristianos -creyentes entre la gentilidad-, sí que estamos llamados a obedecer y enseñar a obedecer (Mateo 5:17-20)
la Ley en su aspecto espiritual.
En el nuevo pacto (Mateo 26:28 / Marcos 14:24 / Lucas 22:20), Dios nos ha dado su Espíritu PARA ANDAR EN SUS ESTATUTOS, GUARDAR SUS PRECEPTOS Y PONERLOS POR OBRA, estatutos y preceptos espirituales todos de la Ley, por supuesto.
Sin embargo, como ya lo hemos dicho mucho, al hablar de cumplir con sus estatutos y preceptos, Dios -en lo concerniente a los cristianos- no se refiere a la ley ritual, sino a la espiritual.
El corazón de piedra es una alusión a las tablas de la Ley, los ritos y la religión; En tanto que el corazón de carne, se refiere a nuestro Señor Jesucristo, el cual es la Palabra de Dios: la Ley hecha carne. Es el corazón (1 Corintios 2:16) de Nuestro Señor Jesucristo el que tenemos en nosotros los creyentes: SU ESPIRITU SANTO.
El nuevo pacto, que es espiritual, está contenido en el antiguo, que es el ritual. De tal manera que los ritos funcionan como una cubierta protectora cuyo propósito es preservar la información espiritual, el Mensaje Divino que el Padre celestial nos ha enviado para llevarnos hacia donde Él habita: en la vida eterna.
Gracias a esos ritos, el Mensaje -la Palabra de Dios-, extraordinariamente preservada por el pueblo judío, ha pasado de generación en generación y llegado por escrito a su destino final: nuestras manos.
La ley espiritual y el Juicio
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. (Santiago 2:12)
A nosotros, creyentes entre la gentilidad -los cristianos-, la ley ritual no nos rige, por lo que no seremos acusados de no cumplirla, pero no sucede así con la ley espiritual (Romanos 2:12-16).
Insistentemente nuestro Padre celestial, a través de Su Palabra, nos hace notar que, tal como acabamos de decir, encapsulada en la ley ritual -que son los sacrificios físicos-, está la ley espiritual, la real, la verdadera y eterna. Los sacrificios de la ley ritual son símbolos de la ley espiritual.
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras [ritos]? No, sino por la ley de la fe [cumplimiento espiritual]. Romanos 3:27
Si en verdad cumplís la ley real [cumplimiento espiritual], conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis. (Santiago 2:8)
El nuevo régimen espiritual:
Las efímeras estructuras terrenales (2 Corintios 5:1-4) no son sino figuras y sombras de las eternas estructuras celestiales (Hebreos 9:1-10). Ejemplo de esto lo tenemos cuando la Palabra nos muestra que Moisés construyó el tabernáculo acorde al que se le permitió ver en el Cielo (Hebreos 8:5).
El antiguo régimen ritual -antiguo pacto (Hebreos 8: 6-7)- estaba constituido por sombras y figuras de lo celestial: el templo en Jerusalén, el cual era el núcleo alrededor del que se efectuaban los ritos; Pero ahora el nuevo régimen, la Gracia, que ya no es ritual sino espiritual, tiene como núcleo al Señor Jesucristo, que es el verdadero Tabernáculo, el Templo Santo de Dios (Juan 2:19-21 / Hechos 17:24 / Hebreos 9:14 / Apocalipsis 21:22) en torno al cual ahora se ofrecen sacrificios también espirituales (Efesios 2:20-22).
Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. (Ezequiel 37: 26-27)
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Romanos 7:6
El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. (2 Corintios 3:6)
Como ya sabemos, el antiguo pacto estaba escrito por el dedo de Dios (Éxodo 32:15-16 / Éxodo 31:18) en tablas de piedra, pero ahora, también por el dedo de Dios, el nuevo pacto está escrito en nuestros corazones con la sangre preciosa del Señor Jesucristo, que es su Santo Espíritu:
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26-27
El Templo espiritual
De tal manera que el Templo espiritual, real y eterno, centro del nuevo pacto y Casa de Dios, no solamente es el Señor Jesucristo, sino también su iglesia:
...pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. (Hebreos 3:6)
Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5
Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:20-22
Los sacrificios espirituales:
En tanto que los sacrificios espirituales (1 Samuel 15:21-23 / Salmo 40:6-8 / Salmo 51:16-17 / Proverbios 21:3 / Isaías 1:10-17 / Isaías 58:5-7 / Jeremías 6:19-20 / Amós 5:21-24 / Oseas 6:6 / Miqueas 6:6-8, etc.) que se ofrecerán en ese templo -también espiritual- son las buenas obras -que tal como los antiguos sacrificios físicos, que obligatoriamente debían llevar sal (Levítico 2:13)-, deben llevar amor sin fingimiento, es decir, sin la maldad y la corrupción que es todo interés oculto detrás de las buenas obras.
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Hebreos 13:16
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; Hebreos 10:24
Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Filipenses 4:18
Esto es importante conocerlo, pues en la siguiente vida, sin excepción, todos seremos juzgados (Mateo 25:31-46) por la ley verdadera, la espiritual y eterna, y en ese Juicio de nada valdrá si asistíamos los domingos a la iglesia, cantábamos, íbamos a congresos, profetizábamos, echábamos fuera demonios o hacíamos muchos milagros (Mateo 7:21-23), si nunca cumplimos con la Ley Eterna de Dios:
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Santiago 2:13 (Jua 1:17) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Jamas se ofrecieron sacrificios para"conquistas materiales"como se enseña hoy.los sacrificios eran para expiatorio por el pecado,y ellos fueron abolidos con el ultimo y gran sacrificio perfecto: el de nuestro Señor en la Cruz:
Heb 7:27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.(Heb 10:10) En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
(Heb 10:14) porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
viernes, 28 de octubre de 2011
Negarse asi mismo : algo imposible para los de la doctrina de la prosperidad
Para los seguidoes de la doctrina de la prosperidad,esto les resulta muy difícil y hasta imposible, ya que su doctrina se basa en“ellos mismos,en”sus”sueños”,”sus”proyectos,en”sus”planes,en”su”vida.
Y esta renuncia de la que habla el”negarse a si mismo y tomar su cruz”implica todo eso.
Pero por el contrario ud siempre escuchara de boca de estos "neocristianos" referencias a conquistas personales y sobre todo materiales.
Todo centralizado en su"yo",en su bienestar.un evangelio egocentrico y no cristocentrico.
Ellos le llaman “sacrificar”a colocar dinero en un sobre y de esa manera quieren pretender demostrar que confian en Dios,en realidad no es la “confianza en Dios” que los motiva a hacer eso,sino la AVARICIA y CODICIA por la supuesta promesa que “recibiran mas”.
Siempre pensando en ellos ¿ eso es sacrificio? ¿ eso es negarse asi mismo?.¿ o es seguir centrado en uno mismo,en su"yo"?
Es una contradiccion total,porque ellos le llaman negarse asi mismos,pero a su vez estan imponiendo a Dios por medio de un"sacrificio"economico"que Dios haga tal,o cual cosa ¿ adonde esta esa renuncia?renunciar es negar a nuestro"yo"a nuestros deseos,a TODO,pero si yo estoy"sacrificando"dinero para que Dios haga el"deseo de mi corazon" ¿de que renuncia hablan?
el dijo: (Mat 10:38 ) y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
NO DIJO EN POS DE SUS SUEÑOS,EN POS DE LAS COSAS MATERIALES,EN POS DE LAS COSAS DE ESTE MUNDO....NO¡....SINO EN POS DE EL.(1Jn 2:6) El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Y JESUS NO ANDUVO EN POS DE SUS SUEÑOS ,MUCHO MENOS DE LAS COSAS MATERIALES (.Jua 4:34) Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
el dijo: (Mat 10:38 ) y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
NO DIJO EN POS DE SUS SUEÑOS,EN POS DE LAS COSAS MATERIALES,EN POS DE LAS COSAS DE ESTE MUNDO....NO¡....SINO EN POS DE EL.(1Jn 2:6) El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Y JESUS NO ANDUVO EN POS DE SUS SUEÑOS ,MUCHO MENOS DE LAS COSAS MATERIALES (.Jua 4:34) Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Los cristianos fuimos llamados a negarnos a nosotros mismos y a SERVIR en Espiritu a nuestro Señor,pero los de la doctrina de la prosperidad quieren que Dios sea su siervo y que los ayude a cumplir sus sueños y caprichos carnales.
Ellos viven frustrados cuando”sus”proyectos y cosas personales no se cumplen,ni que hablar cuando se trata de lo economico.
Si no “conquistan” comienzan cuestionarse asi mismos el porque de todo eso (porque su relacion con Dios la miden por lo que reciben de el).
Ellos hablan de perseverar,de ser valientes,corajudos,siempre (obviamente) relacionado a la conquista de”sus” sueños”de”su vida”,de lo material,etc,pero en la Biblia Dios dice: (Mat 10:22) mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
(Apo 2:11) El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.
(Apo 3:5) El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
(Apo 3:12) Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
(Apo 3:21) Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Y PARA VENCER HAY QUE SER VALIENTE,NO VALIENTE PARA CONQUISTAR COSAS MATERIALES,SINO VALIENTES PARA NEGARSE ASI MISMO Y OBEDECER SU PALABRA.
(Jos 1:7) Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra
¡ PARA ESO HAY QUE SER VALIENTE,PARA LO ETERNO¡
PERO ELLOS TODO LO RESUMEN A LO MATERIAL
(Rom 8:5-8 ) Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
(Gál 6:8) Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
SUS PASTORES SON MATERIALISTAS Y ELLOS TAMBIEN
(Flp 3:18-19) Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; que sólo piensan en lo terrenal.
(1Jn 4:5) Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
(1Jn 2:15-17) No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
UD QUE CREE QUE CON SU DINERO SE TORNA MERECEDOR DE ALGO,MIRE LO QUE DIOS LE DICE: Hch 8:20-23 Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.
No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón;
porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
A UN CORRUPTO UD PUEDE SOBORNAR CON DINERO, O PAGAR UNA PROSTITUTA,PERO A NUESTRO DIOS QUE ES SANTO ,NO¡.
ud que habla de que es valiente,sepa que Dios nos mando a HUIR (ni siquiera a enfrentarlas) de 3 cosas:
1- de la fornicacion : 1Co 6:18 Huid de la fornicación. (eso implica la adulteracion de su Palabra mezclandola con conceptos humanos del mundo)
2- de la idolatria : (1Co 10:14) huid de la idolatría.( no se olvide que Pablo dijo que la "avaricia" es idolatria) Col 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, malos deseos y avaricia, que es idolatría;.
avaricia segun el diccionario de la real academia española significa :Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas.
3- de la codicia y de los falsos profetas : 1Ti 6:5 corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
1Ti 6:9 -11 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas
Entonces : ¿ sera que ud esta siento valiente? ¿sera que ud esta huyendo de lo que Dios manda a HUIR? ¿ o sera que en vez de HUIR ud PERSIGUE" valientemente esas cosas?
Mat 15:7-9 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
(Hch 28:26-27) Ve a este pueblo, y diles:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis;
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyeron pesadamente,
Y sus ojos han cerrado,
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y entiendan de corazón,
(Heb 3:7-8) Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones,
jueves, 27 de octubre de 2011
hoy importa mas el resultado en sus vidas,que si esa enseñanza es Biblica
Hoy en dia cuando las personas son expuestas a la realidad de la falsa doctrina que estan siguiendo,en vez de tomar como parametro para medir su vida la Santa Palabra de Dios,toman como fundamento “sus propias vidas”en lo que”consiguieron",en lo que “lograron materialmente” dentro de esta falsa Doctrina.Ahí ud puede observar que a ellos no les interesa si estan siguiendo el evangelio,el coran,la toráh,o el libro de harry Poter,… MIENTRAS A ELLA LE FUNCIONE ¡
El pragmatismo utiliza esa filosofia : Para los pragmatistas la verdad deben ser medidas de acuerdo al éxito que tengan en la práctica los métodos que se utilicen para llegar algún fin (el fin justifica los medios y y si hay resultados son una verdad). PERO PARA LOS CRISTIANOS NO¡
La palabra que creo el universo,la que nos santifica,la que nos edifica,nos limpia actua en nosotros,la que es viva y eficaz,la que nos consuela,con la que Jesus vencio a Satanas en el desierto esa es la Palabra que hoy se dejo de lado para poner metodos y practicas del mundo
¿el fin justifica los medios?
¿el fin justifica los medios?
2Pe 1:19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones
Muchos cuando se los confronta con todo esto dicen :
pero nos funciona,¡mira los resultados¡"...pero NUNCA DEBEMOS ACEPTAR ALGO PORQUE NOS FUNCIONE,SINO PORQUE LA BIBLIA NOS ENSEÑA...PORQUE TAMBIEN LOS TRABAJOS DE MACUMBA FUNCIONAN,LAS ORACIONES A UNA IMAGEN DE YESO TAMBIEN FUNCIONAN,PERO NO POR ESO SIGNIFICA QUE DEBEMOS PRACTICARLAS
No se olvide que satanas imita las cosas de Dios (Mat 24:24) Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. no porque algo funcione esta bien
Pero lo que debemos de hacer como creyentes, no es mirar las experiencias, sino
mirar la Palabra de Dios. Si por experiencias se hicieran válidas todas las
reclamaciones, entonces tendríamos que aceptar como verdaderas todas las
religiones del mundo, pues en todas ellas se hacen milagros y prodigios y se tienen muchas experiencias como prueba y testimonio.
mirar la Palabra de Dios. Si por experiencias se hicieran válidas todas las
reclamaciones, entonces tendríamos que aceptar como verdaderas todas las
religiones del mundo, pues en todas ellas se hacen milagros y prodigios y se tienen muchas experiencias como prueba y testimonio.
La doctrina de la prosperidad lleva a a las personas a enfocar su mirada en su propia vida y en las cosas materiales,y se estimula a las personas a ser perseverantes en eso : por eso los resultados.
Ud ve a Steve Jobs(cuando vivia) o Bill Gates,no son cristianos,no sirven a Dios,pero la”AMBICION” de poder los llega a conquistar,no es su fe,sino su ambicion.
Jer 5:25-27 Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.
Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos.
El hecho que un conquiste materialmente no significa que ud este bien con Dios,ni que por el hecho de no tener nada ,esta mal con El.
Si esta enseñanza de los maestros de la prosperidad,el apostol Pablo,que fue uno delos hombres mas usados por el Espiritu Santo,jamas ostento riquezas,ni vivia en palacios,etc (por lo contarrio)
¿ entonces según los de la doctrina de la prosperidad el estaba mal con Dios?
La doctrina a sustituido y camuflado las palabras AMBICION Y CODICIA por “tener vision de Dios”,pero su propia Palbra dice :
Mat 6:19-20 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo,
Col 3:1-2 buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos
Jua 18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
¿ estos señores nos quieren hacer creer que “la vision de Dios” es materialista como las de ellos?
(Flp 3:18-19) Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
que sólo piensan en lo terrenal.
MUCHOS QUIEREN QUE ME CALLE,QUE SEA UN “PERRO MUDO COMO ELLOS”
Pero como esta escrito :Cierta vez mientras Jesus bajaba del monte de los olivos,toda la multitud de discpulos comenzaron a adorarle y a gozarse por las maravillas que habian visto por parte de Dios, y algunos de los fariseos le dijero : di a tus discipulos que callen a lo que Jesus les respondio :
Luc 19:40 Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
Y TENGA CERTEZA,QUE SI YO ME CALLARIA,SIEMPRE HABRA UN HIJO DE DIOS PARA HABLAR Y SI TODOS SON COBARDES,AUN LAS MISMAS PIEDRAS HABLARAN.
El apostol Pablo en 1 corintios capitulo 5 y 6 nos enseña que los asuntos de inmoralidad,pecado,disciplina,etc tienen que ser aplicados por la misma iglesia…pero como como hoy”no hay que juzgar”,como hay que hacerse el ciego,el sordo y el mudo,no hay que usar el cerebro que Dios nos dio ni el discernimiento de espiritu,la iglesia esta como esta.
Y como Dios no puede contar con los”cristianos” para corregir y mostrar el error,la mentira,etc, tiene que usar a los”incredulos”, a los periodistas,la justicia,que parecen que ven,disciernen y piensan mejor que los”cristianos”.
(Isa 56:10 .11) Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir.
Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
(Flp 2:21) Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.
La proxima vez que vea un informe periodistico mostrando la cueva de ladrones en las que se han convertido muchas iglesias,no diga : ah es el diablo acusando...NO,ES DIOS NO SIENDO COMPLICE DE LA MENTIRA.ES DIOS USANDO AL INCREDULO YA SUS"ATALAYAS"ENCARGADOS DE ADVERTIR A SU PUEBLO,SON SORDOS,CIEGOS Y MUDOS.
Isa 42:19-20 ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo del Señor,que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?
lider religioso confieza que es de la doctrina de la prosperidad
(Gál 1:6 -9) Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
idolatria en las iglesias"cristianas"
(1Co 1:12-13) Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
(Mat 15:7-9) Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
(Apo 22:8-9) Y después que las hube oído y visto,me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
(Apo 19:10)Yo me postré a sus pies para adorarle.Y él me dijo: Mira,no lo hagas; yo soy consiervo tuyo,y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios;
(Hch 14:14-15) Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces
y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.
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